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Genealogía Despoblada
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Una actitud: anamnesis
Por anamnese [Pedro Salgado &  Erika Yurre]

Anamnese, término portugués que significa en castellano anamnesis proviene del griego ανάμνησης. La anamnesis es lo contrario a la pérdida de memoria (amnesia); podríamos denominarlo como la reminiscencia o el acto de traer a la memoria un recuerdo. Según Platón, la reminiscencia es una facultad del alma para ad­quirir conocimiento. Es la capacidad de traer a la memoria aquellas imágenes de las cuáles se está trascordado o que no se tienen presentes.

Recorrer caminando con todos los sentidos un espacio, dominando la percepción de ese “aquí”, sin que la cabeza este en otras tareas o preocupaciones. Esta afirmación, es el secreto para disfrutar los lugares. Es un método para conocerlos mediante una disposición libre de espíritu, que  incita a moverte entre sus rincones con una mirada curiosa, embelesada e interrogativa.
 
En el caso de Rodia, esta actitud fue inclinándose a la necesidad personal de explorar las casas deshabitadas que fuimos conociendo en nuestros desplazamientos por el pueblo. Queríamos saber más sobre ellas: conocer las razones que habían determinado el actual paisaje despoblado que se nos ofrecía. Qué llevó a sus moradores a abandonar este lugar y de qué manera lo hicieron.

Para nuestra sorpresa, en el interior de estos espacios encontramos pertenencias de sus antiguos habitantes, que al emigrar o fallecer, quedar­on allí tal cual como las dejaron. Paredes, muebles, ropa, utensilios de cocina, fotografías y documentos, son testimonios capaces de situarnos en la vida de esas personas. Se nos ofrecen como pinceladas que trazan un esbozo de quiénes eran y cómo vivían. Y nos hacen imaginar las posibles y repentinas historias, que los empujaron a abandonar esos espacios.

Este es un ejercicio de reminiscencia, de esa que mencionamos antes. Es la praxis que se representa en la secuencia fotográfica y en los grafitos de las siguientes páginas. Desde el aquí, el presente, se nos permite estar en el lugar sintiendo su transformación a través del tiempo. Percibimos que es una transformación lenta, casi sagrada, sin la intervención humana. Contemplar este misterio del tiempo, a través de la materia en descomposición nos abre las puertas de la memoria. Fi­jando la mirada en los hogares abandonados como representación del pasado, se consigue un registro gráfico, , que resaltan las texturas de descom­posición, captando así la huella del paso del tiempo. A través de los dibujos y fotografías

En el otro sentido, explorar las casas habitadas, lo que está vivo en el Presente, a través de conversaciones con los habitantes del pueblo -la mayoría personas mayores- deja entre ver, un Futuro cercano. En las viviendas abandona­das, las personas se presentan en retratos fotográfi­cos enmarcados. En las viviendas habitadas, en carne y hueso. Lo que es paradójico en muchos casos, es que la semejanza entre lo deshabitado y lo habitado, ronda la dificultad para distinguir ambos espacios.